Los
intérpretes de los mercados actúan de manera similar al chamán de
una tribu. Las subidas de la prima de riesgo han servido para
justificar una forma concreta de hacer política económica: el
recorte, la austeridad y la vuelta a la recesión.
Fue Moisés y transmitió
al pueblo todas las palabras de Yahvéh y todas las disposiciones; y
respondió a coro todo el pueblo: Pondremos en práctica todo cuanto
ha dicho Yahvéh.
Éxodo.
La
Biblia.
Confieso
que nunca he hablado con los mercados. Lo digo con desazón y cierta
envidia. A pesar de los muchos años que llevo haciendo información
de economía nunca he llegado a hablar con ellos. Antes no me lo
planteaba. Era un don que tenían los economistas, especialmente
algunos: hacían de médium entre los mercados y la sociedad. Pero
ahora son multitud los dotados con esa gracia: periodistas,
políticos.... Sólo hay que leer o escuchar lo preciso que
interpretan las subidas y bajadas,...por ejemplo de la prima de
riesgo, de eso que hasta hace poco casi nadie sabía que existía.
La
última revelación de los mercados se ha producido estos últimos
días. La diferencia entre el interés que se paga por la deuda
alemana y la española (eso es la prima de riesgo) ya elevadísima,
se ha disparado hasta situarse en el nivel más alto desde que
gobierna Rajoy. “El mercado desconfía de las CCAA”, titulaba el
miércoles el diario económico Expansión. Desconozco si el mercado
se lo reveló mediante el empleo de una güija, a través de un sueño
o por otro procedimiento. Al día siguiente la prima de riesgo se
redujo en cantidad casi igual a la que había subido. Pero no
encontré el titular que dijera: “En mercado recobra la confianza
en las CCAA”. Por lógica, ese arcano debería haberle transmitido
eso. Es sólo un ejemplo. No fue el único en hablar con los mercados
como Moisés con Yahvéh en el Sinaí.
Otros
medios de comunicación atribuyeron la bajada de la prima de riesgo
al día siguiente a las declaraciones de las autoridades alemanas y
del Banco Central Europeo en favor de España. Una simple
comprobación de las horas deja claro que la bajada de la prima de
riesgo ese día fue anterior a las citadas declaraciones. Después de
ellas, si cabe, la prima subió ligeramente.
La
farsa podría ser sólo un recurso falaz de los que aparentan tener
una expliación para todo fácil, simple y a favor de la corriente.
Pero es algo más. Los intérpretes de los mercados actúan de
manera similar al chamán de una tribu. Este cuando no llega la
lluvia habla con los fetiches. Y comunica a su tribu que para que
llueva los espíritus piden sacrificar a dos miembros de la aldea.
Curiosamente se trata de los que estorban al chamán, que está
desando cargárselos.
En
los mercados financieros concurren fondos de inversión, bancos,
fondos de pensiones o fondos de alto riesgo movidos por el siguiente
mecanismo: Comprar un título de cualquier cosa: deuda pública,
acciones, seguros, hipotecas, derechos para adquirir petróleo, o lo
que sea, con una finalidad primordial: venderlo cuanto antes a un
precio diferente al que se compró y ganar dinero con ello. No
pretenden ganar dinero con el interés que da un bono, el dividendo
que reciba una acción, o el derecho de cobro de un seguro, porque el
tiempo que van a tener ese bono, esa acción o ese seguro será
breve y no va a tocar cobrar. Ese es sólo una cualidad del título
que la hace más o menos atractivo, pero nada más. Esta forma de
invertir, es decir, comprar algo y venderlo cuanto antes para ganar
dinero en la operación, es lo que se llama especular. Ocurre por
cientos de miles de millones todos los días. En los mercados de
deuda pública, en la bolsa, en el mercado de futuros de petróleo.
Y además se hace también de forma altamente sofisticada, mediante
productos financieros derivados.
Por
supuesto que habrá quien compre bonos para ganar el interés que
ofrece el Tesoro o acciones para llevarse el dividendo y mantenerlas
como ahorro durante tiempo, pero esos inversores no son los que
conforman el precio, porque no están comprando y vendiendo todo el
día.
Para
tener una idea de lo que significa esto, he aquí algunos datos. El
montante de todas las operaciones de compra-venta de títulos
financieros, o divisas, con las que también se especula, en España
es tres veces mayor que todo lo que produce el país en un año. En
dinero son más de tres billones de euros.
En Alemania supone el doble, seis billones. En el Reino Unido, otros
seis billones de euros. Y en Estados Unidos se hacen operaciones
financieras por valor de 39 billones de euros.
Si sumamos todas las compra-ventas financieras en un año en
Estados Unidos, la Zona Euro, el Reino Unido y Japón la cifra se
acerca a los 80 billones de euros. Supone casi tres veces el valor de
lo que producen todos juntos en ese periodo.
Las cifras están extraídas de estudios académicos, con datos del
Banco Central Europeo.
Todo
se mueve con un propósito: ganar en cada operación. Los precios de
esos títulos en los mercados diarios varían continuamente movidos
por las avalanchas de compras y ventas. Cualquier expectativa puede
decidir a comprar en una hora y vender en la siguiente. Sólo eso
puede explicar los cambios continuos de los precios de las acciones o
de los bonos. Sin embargo, analistas o expertos explican con
tópicos lo qué ocurre cada día. Si, por ejemplo, baja un día de
forma brusca el valor de las acciones de los bancos, es porque el
mercado pone en duda la reforma financiera, sin que haya habido
ninguna novedad al respecto. Por la misma razón, si al día
siguiente suben en semejante cantidad las acciones de los bancos,
debería pensarse que al mercado ya sí le gusta la reforma
financiera. Es posible que dos días después vuelvan a bajar las
acciones bancarias y otro día más tarde a subir.
Pero
en el caso de la deuda pública es mucho más grave. Las subidas
de la prima de riesgo han servido para justificar una forma concreta
de hacer política económica: el recorte y la austeridad y la vuelta
a la recesión. Y además la reforma laboral para hacer más barato
el despido. Es lo que había revelado el mercado a los
hechiceros que exige para comportarse de otra forma. Pero la cosa
ha ido a peor: la prima de riesgo ha subido más que antes de aplicar
los recortes. Y el mercado vuelve a revelar su voluntad a través
de todos esos que se atribuyen la capacidad de ser médium. Hacen
falta más sacrificios, les revela una vez más.
Si
no fuera porque resulta doloroso y grave, sería para echarse la
reír.