Muchos de los que claman contra la austeridad, (muy mal vista
por los ciudadanos) se lamentan de que no se haya cumplido con el ajuste del
déficit, que es la materialización de la austeridad. Es una clara contradicción
y en clave política populismo en estado puro,
La contradicción al hacer afirmaciones es aparentemente fácil
de detectar. Por ejemplo, si alguien dice que es bueno alimentarse y añade que
es malo comer, cualquiera entiende que ha
formulado dos juicios contradictorios. Sin embargo, no siempre la contradicción
es tan patente. En política, en economía
o en el debate social los medios de
comunicación recogen frecuentes contradicciones que se lanzan cargadas de un
aparente buen juicio. Voy a referirme a una.
Se pregunta, por
ejemplo, a un experto si está de acuerdo
con la política de austeridad.
Responde que no, porque dificulta la
salida de la crisis y además es injusta, al recortar gastos necesarios para la mayoría
social. Le pedimos al mismo experto su opinión sobre el hecho de que España
haya superado con claridad el límite de déficit público acordado por la Unión
Europea para nuestro país. Y nos responde que es un desastre, porque el
Gobierno no ha sido capaz de ajustar los ingresos y los gastos públicos. Suena
tan normal ¿No? Yo se lo he escuchado a varios políticos del PSOE, o a analistas
económicos, que aparentemente se han expresado con todo rigor. Y se trata de
una contradicción encubierta, porque la
reducción del déficit, tal y como manda
Bruselas, es precisamente la materialización de la política de austeridad y la
causa de los recortes todos estos años.
La semana pasada se publicó que en 2015 España sobrepasó en
11.000 millones de euros el límite de déficit que le había fijado la Unión
Europea. Vamos a lo concreto, para no hacernos un lío.
De acuerdo con el Pacto Europeo de Estabilidad, los gastos públicos de ningún
país deben sobrepasar sus ingresos por encima del 3 por ciento de su actividad
económica, de su PIB. En dinero, eso para España serían 32.000 millones de
euros. En época de verdadero crecimiento
económico esto es posible. El Estado, las comunidades autónomas, los
ayuntamientos y la Seguridad Social recaudan suficiente con los impuestos y con
las cotizaciones sociales. Al mismo tiempo, tienen que gastar menos en el pago
a los parados. De hecho, durante el periodo de “vacas gordas”, en 2005, 2006 y
2007, España tuvo superávit, el gasto de las administraciones públicas fue
menor que sus ingresos.
Pero con la crisis, todo eso se vino abajo. Aquí y en el
resto de los países el déficit aumentó muy por encima de lo permitido. En
España, mucho más. Pese a todo, la Unión Europea persistió en su decisión, y
obligó a los Estados a reducir el déficit paulatinamente para llegar cuanto
antes a ese límite del 3 por ciento. No es un asunto técnico, sino que tiene
efectos directos sobre la economía y la población. Es la
política de la austeridad.
Ha supuesto recortar los gastos sociales, innecesarios para
los ricos, pero imprescindibles para la mayoría de la gente con ingresos medios
y bajos. Y recortar el dinero para obras públicas, que crean empleo, o el destinado a investigación, necesario
para mejorar la economía.
También ha supuesto subir
los impuestos, pero no todos, sólo los que paga la gente corriente, el IVA y el
de la renta. El impuesto de sociedades, el que pagan las empresas o muchos
ricos, no lo ha hecho. Al contrario, con él cada vez se paga menos. Valgan unas
cifras: en 2014 con el impuesto de la renta, el IRPF, se recaudaron 70.000
millones de euros, casi 6.000 millones más que en 2006, a pesar de que de que
trabajaban 2 millones y medio de personas menos. En cambio, con el impuesto de
sociedades se recaudaron tan sólo 18.500 millones de euros, menos de la mitad
que en 2006, pese a que las ganancias empresariales eran un 7 por ciento
mayores.
El 2015 España debía tener un déficit equivalente al 4,2 por
ciento de toda la actividad económica, del PIB. Son poco más de 45.000 millones
de euros. Suponía reducirlo en 16.000 millones respecto al año anterior. Se ha
quedado muy lejos: el déficit ha sido
11.000 millones mayor del previsto….afortunadamente, porque con 11.000
millones menos de déficit la economía
hubiera ido peor. Ángel Laborda, experto de Funcas, centro de investigación
económica de las cajas de ahorros, calcula que de haberse cumplido el déficit
impuesto por la Unión Europea, el crecimiento hubiese sido medio punto más
bajo, según le dijo a El Diario.es.
¿Qué ocurrió? Montoro, el ministro de Hacienda, echa la culpa a las comunidades autónomas.
Estas tuvieron un déficit 10.400 millones superior a lo previsto. Pero todo se
debió a que, pese a la mejoría económica, su recaudación fue mucho más baja de
lo esperado. No fue un exceso de gasto: de hecho el gasto fue más bajo de lo
presupuestado. Pese a lo que se cuenta de la mejora económica, nuestra economía
no recaudó lo previsto. Le ocurrió también a la Seguridad Social: los
asalariados ganan menos y las cotizaciones fueron mucho menores de lo
calculado.
Esto significa que la economía española no está recuperada
para pagar sus gastos, por mucho que se recorte. Mejor dicho, como se recorta, para tratar de cumplir el
déficit que manda la Unión Europea, la economía no tira lo suficiente para
recaudar más y así tratar de cubrir los gastos presupuestarios.
¿Quién ha impuesto esta
dinámica perversa? Pues la Unión Europea, que exige infructuosamente que se cumpla el objetivo de
déficit. Es por tanto la Unión Europea y su política de austeridad la
responsable. ¿Alguien ha oído a la Comisión Europea corresponsabilizarse de
este fracaso? Se podía esperar que no lo hiciera, por supuesto. Lo que no
parece normal es que su mensaje, exigiendo más ajustes, haya sido recibido tan
sólo como un reproche al Gobierno.
Muchos de los que claman contra la austeridad,
(muy mal vista por los ciudadanos) se lamentan de que no se haya
cumplido con el ajuste del déficit (en sintonía con la Unión Europea, que ha
impuesto la austeridad). Es una clara
contradicción y en clave política populismo en estado puro, porque la mayoría
de los ciudadanos no captan el desafuero y se quedan sólo con las críticas a
los recortes. Nada más conocer el afortunado incumplimiento
del déficit, que evitó más recortes aún y un posible empeoramiento de la
economía, el responsable económico del PSOE, Jordi Sevilla, reconocía que esto complicaba la gestión del
próximo Gobierno. Es algo como decir: qué faena, los ajustes que no hizo Rajoy
los tendremos que hacer ahora nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario