La remuneración media de los consejeros de administración de
las empresas del Ibex es 24 veces superior al salario de los trabajadores de
las grandes empresas. Y el año pasado se incrementó el 25 por ciento.
“Sabido es que la Fortuna suele ser la más traidora
de las diosas con aquellos mismos que favoreció demasiado”.
Benito Pérez Galdós. Episodios Nacionales.
No hay duda de que la suerte no está bien repartida. A unos les llega más que a otros, según la
rueda de la fortuna. No, no me refiero a fortuna en su primera acepción del
Diccionario de la Real Academia: “Encadenamiento de los sucesos, considerado
como fortuito”. Empleo esa palabra en su acepción quinta del mismo diccionario:
“Hacienda, capital, caudal”.
Por ejemplo, dos personas. A ambas les ha sonreído la suerte.
Comienza la nueva temporada y una mujer, pongamos de 35 años,
que llevaba 26 meses sin empleo, lo encuentra. Antes era auxiliar
administrativa. Ahora comenzará a trabajar como cajera en un supermercado. Lo
hará a tiempo completo, ocho horas de jornada laboral. Su contrato es temporal,
pero para una larga temporada, dos años. Cobrará
el salario mínimo: 9.080 euros al año en 14 pagas. Le saldrá a 4 euros con 30
céntimos la hora trabajada.
En un Consejo de Administración de una empresa importante,
entre las 35 del Ibex, las más destacadas de las que cotizan en bolsa, ha
quedado una vacante. Su presidente se pone en contacto con un hombre al que ya
conoce. Tiene 56 años. Es licenciado en derecho, trabajó en la Administración,
ocupó cargos en dos compañías, con resultado desigual e hizo sus pinitos en la
política. Ahora le ofrece el puesto de consejero independiente. No será un
puesto muy relevante a esos niveles. No ocupará funciones ejecutivas. Recibirá
información pormenorizada de la marcha de la empresa y acudirá una vez al mes a
la reunión del Consejo. Es una tarde larga: cuatro horas de sesión. Cada dos
meses le tocará otra reunión de una comisión delegada, más o menos lo mismo que
la anterior. El puesto es en principio para dos años, renovables. Cobrará 175.000 euros al año. Le saldrá a
2.083 euros con 33 céntimos la hora.
Está claro, la suerte les ha sonreído a los dos. Pero no la
fortuna.
El nuevo consejero de una empresa del Ibex cobrará 484 veces más por
hora trabajada que la cajera recién salida del paro. Los personajes, claro,
son ficticios, pero los datos no son inventados. El sueldo de la cajera es el
Salario Mínimo Interprofesional en
España este año. El otro es la
remuneración media que percibieron en 2014 los consejeros no ejecutivos, los
que se limitan a asistir a las reuniones, de las empresas del Ibex. Figura en
el Informe anual de remuneraciones de los consejeros de las sociedades
cotizadas, correspondiente a 2014, publicado el pasado 30 de septiembre por la
Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Son dos supuestos de lo que puede dar de sí el trabajo
remunerado en España. La condición humana de ambos es sin embargo la misma, los
dos comen, se visten, tienen hijos que mantener y deseos que satisfacer. También
es igual su teórica condición ciudadana: los dos deberían disfrutar de los
mismos derechos.
Pero vamos más al detalle y a analizar situaciones más
comunes. El consejero citado no disfruta del mejor de los sueldos en el universo
del Ibex. Antes al contrario. Está en el rango más bajo por lo que se lleva al
bolsillo. Si incluimos a todos los
consejeros de administración, también a los ejecutivos, los que trabajan
cada día, el salario medio cobrado en
2014 alcanzó los 613.000 euros al año. Tuvieron también suerte, qué digo
suerte, fortuna. El año pasado esa
remuneración se incrementó un 25 por ciento respecto a 2013. Para comparar,
el salario medio en España fue de 22.600
euros, y en lugar de aumentar, registró un estancamiento, bajó ligeramente, un
0,5 por ciento.
En las grandes empresas el salario medio en España es un poco
más elevado. Fue de 26.000 euros el pasado año. Este dato nos sirve para
comparar que por cada euro que gana un
empleado, el consejero de administración se lleva 24. Esto incluye a los
consejeros que trabajan día a día, los ejecutivos, y a los que van sólo a la
reunión mensual, en algún caso para aburrirse, como explicó por propia
experiencia Felipe González, durante su paso por el Consejo de Administración
de Gas Natural. Por no aburrirse y dedicarse a llevar la empresa, los consejeros
ejecutivos ganan mucho más: por término medio, 2.725.000 euros. Es decir, 104
veces más que lo que recibe la media de los trabajadores de las grandes
empresas.
¿Qué es lo que explica que los Consejeros de las empresas más
importantes ganen tanto en relación a sus empleados? ¿Cómo es posible que, en
un mismo año, mientras la remuneración de los trabajadores de las grandes empresas
se haya estancado o incluso bajado, la
de los consejeros de administración haya subido un 25 por ciento? Las compañías lo justifican sobre todo con dos
frases, que recoge el informe citado. La primera, “Atraer, retener y motivar a
los mejores consejeros”. La segunda, “Mantener la competitividad en el mercado
retributivo”. Para cualquier cosa que se haga en la vida se pueden elaborar explicaciones.
Lo cierto es que falta una aclaración importante, que puede
ayudar a explicarlo ¿Quién decide las
retribuciones de los miembros de un consejo de administración? La respuesta
es sencilla: el propio consejo de
administración. En pura teoría, la junta de accionistas aprueba la política
de remuneraciones, en algún caso con cifras límite para el conjunto del
consejo. Pero es este el que hace esa propuesta a una junta que controla y el que luego distribuye el
dinero ¿Es el consejo dueño de la compañía? No exactamente. Por término medio,
el 60 por ciento de las acciones, esto es, de la propiedad de las compañías del
Ibex, son de inversores diversos, que compran y venden en bolsa, desde un
particular a un fondo de inversión. Otro 33 por ciento de la propiedad es de
accionistas significativos, conocidos, pero que no pertenecen ni están
representados en el consejo de administración. Total, el 93 por ciento.
“Audentes fortuna iuvat” (Virgilio). Según este verso de La Eneida, los consejeros de las grandes empresas deben de ser más valientes que el Corsario de Hierro, por lo bien que con ellos se porta la fortuna. ¡Qué obsoletos se han quedado los discursos sobre la equidad! Se los llevó la crisis.
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