Es un truco demasiado fácil
establecer recortes sociales con carácter permanente y al final, cuando hay que
rendir cuentas al ciudadano, aprobar ciertas subidas del gasto social que, ni
de lejos, llegan a lo que había antes del destrozo.
El hábito de la desesperación es peor que la
desesperación misma.
Albert Camús. La Peste
Realmente la palabra con que
cierro el título de este artículo no significa gran cosa. Es casi una
interjección. Como decir bah…No aporta nada a lo que aquí voy a contar. Si
encabezo con ella este escrito es por tratar de darle actualidad. Esta es la
segunda entrega que publico sobre los Presupuestos de 2016 y temía que, una vez
celebrado el debate en el Congreso, ahora resultase desfasada. Pensé que colocando
la palabra mandangas despertaría el interés que he comprobado por ella los
últimos días en los medios. Hay que estar a la actualidad, aunque, tras los
seis días transcurridos desde que el ministro Montoro la emplease con desdén en
el debate de Presupuestos, es posible que se haya desactualizado ya.
En fin, vamos con lo que hay
detrás de los Presupuestos “más sociales” de Rajoy. Y tomamos como referencia
el momento en que llegó al Gobierno. Cómo son de sociales en relación a los que
había. O lo que es lo mismo, cuál ha sido el destrozo.
La factura de las pensiones. Es la única que sube dentro del gasto social y la más cuantiosa,
El dinero dedicado a ella ha subido considerablemente, el 20 por ciento en esos
cuatro años. El aumento es debido a dos cosas: el incremento continuo de nuevos
pensionistas, con derecho a pensiones mayores, por su mayor cotización en el
pasado. Algo que ha venido ocurriendo de manera constante desde hace años. Y la
congelación de las pensiones en 2011, acordada por el Zapatero, en lo que fue
el comienzo de los ajustes “europeos”. La
explicación de que la mejora económica conseguida por el PP hace posible ese
aumento del gasto en pensiones es falaz. La recaudación de las cotizaciones
sociales, con la que se pagan las pensiones, es hasta mitad de 2015, menor que
en el mismo periodo de 2011 y lo ha sido aun más en el resto de los años de
Gobierno del PP. No aumenta, porque han bajado los salarios de donde se extrae
la cotización. Para pagar el incremento del gasto en pensiones, Rajoy ha tenido
que sacar del Fondo de Reserva de la Seguridad Social 43.000 millones de euros.
Es dinero acumulado en el pasado, no con el PP. Esa pretendida mejora económica, ha dejado el Fondo de Reserva a menos
de la mitad de lo que tenía cuando llegó al poder. Para evitarlo harían
falta dos cosas: Que aumentase de verdad el número de cotizantes, el empleo. Y
que los salarios subieran de manera adecuada para que se incrementase la
cotización por cada sueldo. Pero el Gobierno de Rajoy buscó otra solución: el recorte, con la
reforma del sistema de Seguridad Social. Así, poco a poco las pensiones se
encogerán. Las existentes aumentarán menos (esto ya ha empezado) y las nuevas
pueden ser más bajas. El Gobierno
calcula que en ocho años se ahorrará 33.000 millones de euros.
Ayuda a los parados. La rebaja
del dinero total es la más contundente. En 2011 se entregaron a las personas
que se habían quedado sin trabajo 30.500 millones de euros. En su
Presupuesto-Programa electoral para 2016 el PP dice que les abonará en total
20.000 millones. Es un 35 por ciento
menos de dinero. Se puede pensar que este ahorro presupuestario es debido a
que hay menos parados. Pero el argumento no vale. El número de parados registrados en las oficinas de empleo es ahora
prácticamente el mismo que hace cuatro años, tan sólo un 0,8 por ciento menos. Sin
embargo, el recorte del dinero es muchísimo mayor. Si calculamos el gasto
por cada parado, este ha bajado el 28 por ciento. La razón es doble. Cada vez
son más los parados que, pasado el tiempo establecido para cobrar el subsidio,
siguen sin encontrar un empleo y quedan desasistidos. Además, en 2012 el
Gobierno redujo parte de la prestación. La consecuencia es que ahora hay casi
dos millones de parados inscritos en la oficinas de empleo sin cobrar un
céntimo. Son 470.000 más que hace cuatro años. Y ello sin contar los parados no
inscritos, cuya cifra elevaría los desempleados sin ayuda alguna a casi tres
millones de personas.
Dependencia. El dinero
del Estado para esto siempre ha sido escaso. Zapatero lo redujo en 2011, tras
haber sido su impulsor. Pues ahora es todavía menor: 1.250 millones, un 16 por ciento menos que hace cuatro
años.
Acceso a la vivienda. Se trata de
una partida dedicada a garantizar un derecho constitucional, el de disfrutar de
una vivienda digna y adecuada (artículo 47 de la Constitución). Desde que gobierna el PP, se han producido al
menos 225.000 desahucios. Una parte importante han sido en casas donde vivían personas a las que se ha
privado de ese derecho constitucional. El dinero destinado para acceso a la vivienda en los Presupuestos de
2016 no representa ni la mitad del que
se dedicó en 2011.
Hay otras políticas sociales
cuyo gasto principal lo hacen las comunidades autónomas. Son la sanidad y la educación. El Gobierno de Rajoy ya se
ocupó desde 2012 de imponerles unos
recortes contundentes. Su objetivo fue que las comunidades gastasen 10.000 de
euros menos en ellos con carácter permanente. No se trataba del recorte de un
año, sino de un ajuste llamado estructural. Pero en lo que se refiere a las
cuentas del Estado, también predicó con el ejemplo. En 2016 , destina a sanidad un 6 por ciento menos que en 2011. Y a
educación un 12 por ciento menos.
Finalmente, para cultura, el dinero previsto representa el 23 por ciento
menos que en 2011
.
Hay otros gastos de los que
el Gobierno de Rajoy ha presumido que incrementa. Veamos.
El
gasto en investigación.
Se dice que es clave para el desarrollo
de cualquier país moderno, pero fue uno de los primeros que sufrió la tijera
desde que comenzó la crisis, ya en tiempos de Zapatero. Rajoy se cebó aún más
con ella. Entre 2010 y 2013, el número de investigadores que trabajaban en el
sector público disminuyó en 10.600. Es una reducción del 12 por ciento sobre
los que había, más del doble que la reducción de empleados públicos en
conjunto. Esos investigadores se habrán jubilado, se habrán ido de España o
habrán tenido que dedicarse a otra cosa. El resultado en dinero sigue esa
senda. Para 2016 se destina un 23 por
ciento menos que en 2011 a investigación.
Dinero
para las Comunidades Autónomas. Otro de los lugares comunes
del Gobierno es el apoyo a las autonomías en sus gastos. El ministro Montoro, ha reiterado el
abandono en que las tenía el Gobierno anterior. Las cifras dicen otra cosa. Con
independencia del dinero que les corresponde de la recaudación de impuestos, los Presupuestos de 2016 les aportan un 7
por ciento menos de lo que les aportó el de 2011.
Como
conclusión, no se me ocurre mucho más que añadir en plan retórico. Diré, si
sirve de algo, que me parece que el engaño ha consistido en acordar una fuerte
reducción de las prestaciones sociales con carácter permanente y luego, cuando
llega la cita con las urnas, subir un poquito su gasto respecto al año anterior
para aparentar que ha habido rectificación.
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