"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

HABLEMOS DE IMPUESTOS

A partir de 2.007 comenzó en nuestro país un auténtico festival que podríamos denominar “muerte al impuesto”.



Tocante a la esclavitud, a la condición de la mujer y al interés público frente al interés personal, los juicios éticos muestran una fuerte tendencia a adecuarse a lo que a los ciudadanos influyentes les resulta agradable creer”.
John Kenneth Galbraith
Historia de la Economía.


Los impuestos no están bien vistos. Al menos no lo han estado en los últimos años. En una reciente encuesta de la Cadena SER una mayoría prefería recortes de servicios públicos (el 43 por ciento) a subidas de impuestos (el 35 por ciento). Bien es verdad que esta respuesta estaba matizada por otras. La gran mayoría rechazaba el recorte de los dos servicios esenciales que más dinero cuestan: la sanidad y la educación. El mismo día otra encuesta del El País recogía que eran clara mayoría los que veían bien la reimplantación del Impuesto de Patrimonio.

La vuelta de este impuesto debería tener una consecuencia más allá de los mil millones que el Gobierno dice que se puede recaudar con él: la vuelta al debate sobre los impuestos y sus consecuencias para todos.

Hasta ahora cada vez que políticos o analistas económicos se han referido a las dificultades para cuadrar las cuentas del Estado, de las comunidades autónomas o los ayuntamientos han hablado del gasto, que dicen desmesurado. Poco o nada se dice de los ingresos, o lo que es lo mismo, de los impuestos con los que se recauda el dinero para gastar luego. El tópico,...sin apoyarse en datos, hace creer que el aumento del déficit se explica porque las comunidades autónomas o el Estado son unos manirrotos, o porque se gastan en servicios públicos para los que no hay dinero. El principal problema de las cuentas públicas es la caída de la recaudación, más que el aumento de los gastos. Veamos algunos datos.

-Entre 2007 (último año de bonanza económica) y 2.009 (el momento más agudo de la crisis) los ingresos de Estado descendieron un 36 por ciento. También aumentó mucho el gasto del Estado, pero algo menos: un 34 por ciento: debido sobre todo a la ayuda a los parados.

-Si miramos al conjunto de las administraciones públicas: Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos, entre 2007 y 2.009 la recaudación de impuestos cayó un 26 por ciento.

¿Cual fue la causa de este desplome de la recaudación de impuestos? La Agencia Tributaria lo dice muy claro cuando presenta sus datos estadísticos:
-Una razón es coyuntural: la crisis trajo menos empleo, menos sueldos, menos consumo y menos ganancias empresariales y por tanto se recaudó menos por cada actividad. Digamos que una parte de la caída de la recaudación fue un tanto inesperada e inevitable.
-Hay otra razón que también recuerda la Agencia Tributaria: la bajada de impuestos. A partir de 2.007 comenzó en nuestro país un auténtico festival que podríamos denominar “muerte al impuesto”.
Bajó el Impuesto sobre la Renta, a lo que se añadió el cheque bebé y los 400 euros.
Bajó el Impuesto de Sociedades, el que pagan las empresas, tanto para las grandes como para las pequeñas.
Se dejó de recaudar el Impuesto de Patrimonio
Entre las comunidades autónomas comenzó la competencia por ver cual reducía más el impuesto de sucesiones.
Sólo en tres años, de 2007 a 2009, las rebajas fiscales en masa hicieron que la Agencia Tributaria dejara de recaudar casi 30.000 millones de euros, al margen de la caída de la recaudación por la crisis, según datos del propio organismo. A ello hay que sumar los impuestos autonómicos, que redujeron otros miles de millones la recaudación.
Es un fenómeno que no viene de ahora: se inauguró en España en 1996 con la primera legislatura de Aznar. Fue algo así como la “señorita de compañía” del boom: cuanto más se crecía, más dinero sobraba... también en las arcas públicas, y más afición había por bajar los impuestos. Sólo hay que recordar la última campaña electoral de 2.008: el debate consistía en pregonar quien ofrecía más bajadas de impuestos, si Rajoy o Zapatero. Únicamente desde 2010 esta vena bajista se corrigió un poco, pero subiendo sobre todo el impuesto menos equitativo: el IVA.

Las bajadas de impuestos tienen dos problemas. El primero es muy obvio: la subida de los gastos desde 2007 es más que nada coyuntural y se debe a la crisis. En términos técnicos se llama “estabilizadores automáticos”. Consiste en que el Estado debe gastar más para contrarrestar los efectos negativos de la crisis sobre la población. Eso evita que la situación se hunda más. El caso más claro es la ayuda a los parados. Cuando se supere la crisis ese aumento del gasto tenderá a desaparecer. Lo mismo debería ocurrir con la recaudación: al recuperarse la economía, habría más gente cobrando un salario, se consumiría más y las empresas tendrían más beneficios, luego, por todo ello el fisco volvería a recaudar más. Sin embargo, esto no ocurrirá, porque muchos impuestos se bajaron sólo al calor de una coyuntura explosiva: la del boom, y cuando haya recuperación los ingresos del Estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos no se recuperarán totalmente.

El segundo problema es más sutil, pero igualmente claro: los impuestos tienen dos objetivos: facilitar al Estado dinero suficiente para cubrir servicios públicos, hacer infraestructuras, tener seguridad ciudadana o impulsar la economía. Pero también desempeñan un papel redistributivo. Los que más tienen deben pagar más impuestos frente a los que menos tienen. Y a la hora de recibir educación o asistencia sanitaria son iguales los que aportaron mucho que los que aportaron poco. Ello corrige algo las desigualdades. Por eso, un Estado con menos impuestos ofrecerá peores servicios públicos y tendrá más desigualdades. Sólo beneficiará a un sector: aquel que no necesita del Estado para cubrir sus necesidades porque tiene mucho dinero.

La prueba es que los países más atrasados y con más desigualdades suelen ser los que cobran menos impuestos.

Haber bajado impuestos y decir luego que hay que implantar el copago, por ejemplo, es actuar como un trilero.

Este es el primer capítulo de cualquier debate sobre impuestos. El siguiente es conseguir que de verdad paguen más los que más tienen. O simplemente que paguen. 

2 comentarios:

  1. Oliver Wendell Holmes (Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos) dijo una vez que "Los impuestos son el precio que pagamos por la civilización". Efectivamente, en la selva no existen.
    En algún momento del boom este elemental principio se le olvidó a mucha gente.

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  2. El asunto de los impuestos suele tratarse por los políticos y ciertos medios de comunicación de una manera visceral, no racional. Así nos va

    Felicidades por tu blog.

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