"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

martes, 13 de septiembre de 2011

BANCO CENTRAL EUROPEO: CON EL PIE CAMBIADO

El sueño de la razón produce monstruos.
                                    Francisco de Goya.


La experiencia de Irlanda,…En particular,…la consolidación presupuestaria significativa basada en la reducción del gasto ha mejorado la sostenibilidad fiscal a largo plazo y ha aumentado la credibilidad de la política basada en un régimen tributario más favorable”.


Esta frase entrecomillada no es de ahora. Cualquiera que se atreviese a pronunciarla hoy sería considerado un insensato, después de lo ocurrido en Irlanda, el segundo país de la eurozona que hubo de recurrir al rescate de la Unión Europea por su insostenible déficit y su falta credibilidad ante los mercados. Pero no es una frase inventada. La pronunció en Dublín, el 31 de mayo de 2004 el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet. Forma parte de un discurso en el que elogió la política económica irlandesa y la puso como ejemplo a seguir por el resto de los países de la eurozona.
El propio Trichet describió en su locución las virtudes de Irlanda: Reformas del mercado de trabajo (que en el lenguaje en boga significa más facilidad para despedir y costes salariales más bajos). Reforma de su aparato productivo. Reforma igualmente de su sistema financiero (que suponía menos regulación y más “dejar hacer” a las instituciones que manejan el dinero) Y racionalización del sector público y control del gasto (que en el argot aun imperante quiere decir menos gasto del Estado y bajada de impuestos) “mediante recortes de subsidios, reforma de la seguridad social…”, decía ese día Trichet.
Si Trichet estaba tan seguro de que la política económica que había practicado había elevado a Irlanda a los cielos, debería ahora deducir que también sería responsable de haber caído a los infiernos.


El discurso puede consultarse en la página web del Banco Central Europeo. Lo conocí gracias a José Carlos Díez, Economista Jefe de Intermoney, que dio cuenta del mismo en su blog.
Esos elogios no venían sólo de Trichet. Era la forma de pensar y actuar del Banco Central Europeo. Y no es algo aislado. Trichet y la institución que preside han errado otras veces.
Citamos algunas:
-El 3 de julio de 2008 la economía mundial y especialmente la europea había empezado ya a hacer agua. El Banco Central Europeo decide subir el tipo de interés  del dinerque presta a los bancos. Un tipo de interés bajo es lo más recomendable en momentos de crisis, porque hace menos costoso conseguir dinero para destinarlo a los negocios, a pagar las casas o a consumir. Cuando las empresas y los ciudadanos comenzaban a sentirse ahogados, Trichet decidió dificultar la obtención de dinero. Lo hizo porque estaba obsesionado con el encarecimiento del petróleo y pensaba que por ello los precios en general iban a subir durante bastante tiempo. La crisis no parecía preocuparle tanto.
-En septiembre de 2008, tan sólo once días antes de que la quiebra Lehman Brothers anunciara el comienzo del cataclismo en la economía mundial, el Banco Central Europeo seguía obsesionado con la subida general de precios. Reconocía que Europa estaba “atravesando actualmente un episodio de debilidad”, pero lo achaca de nuevo a su obsesiva preocupación por el petróleo. Así se comprueba si se lee el editorial del Boletín Mensual del BCE. Ese texto es algo así como la declaración oficial de cada mes del banco que preside Trichet. La crisis financiera, que reventó la economía once días después con Lehman Brothers, era recogida aun como un tema secundario.
-El cataclismo de la crisis pilló a Trichet y compañía a contrapié. Tan es así que en octubre de 2008 el editorial publicado por el BCE es inaudito para alguien mínimamente serio. En él se recogían similares argumentos que en el de septiembre y se mantenía el tipo de interés como estaba. Sin embargo (y aquí viene lo inaudito) el editorial contenía un añadido de última hora, a modo de adenda, que corregía todo lo anterior: “Las expectativas de inflación están disminuyendo... La reciente intensificación de la crisis financiera ha aumentado los riesgos a la baja para el crecimiento”. Y anunciaba que había bajado medio punto el tipo de interés. Trichet y el resto del BCE habían tenido que cambiar sus tesis...¡ y en un mismo papel decir una cosa y la contraria!
-A partir de ahí no le quedó otra que bajar a marchas forzadas el tipo de interés hasta dejarlo en el uno por ciento. Mientras la prevista subida de precios (la temida inflación) había dejado de serlo para llegar incluso a la deflación ocho meses después.
-La coherencia duró dos años. En abril de este 2011 Trichet y los suyos creyeron ya finalizada la crisis, acordaron subir el tipo de interés (prestar dinero algo más caro) volvieron a hacerlo en julio y advirtieron de futuras subidas.
-Pero de nuevo la realidad le pilló a Trichet con el paso cambiado: ante el riesgo de una nueva recesión, el 8 de septiembre hubo de anunciar que renunciaba a seguir con las subidas de tipos.
El desaguisado descrito se refiere sólo a los tipos de interés. Su papel en la crisis de la deuda daría para mucho más. Mientras esto ocurría, el BCE, como todos los bancos centrales europeos, no paraban de dar lecciones y consejos a todos los gobernantes sobre lo que debían de hacer en cualquier ámbito de la economía, aunque cuando se le cuestiona, Trichet ha respondido que su único mandato es combatir la inflación.
Todo esto amparado en un estatuto de independencia del BCE que le mantiene blindado ante los ciudadanos (sus verdaderos propietarios) y sus representantes. El premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, escribía recientemente en el diario El Pais que los bancos centrales son instituciones políticas con una agenda política, y que los bancos centrales independientes tienden a ser capturados (al menos cognitivamente –ideológicamente-) por los bancos a los que supuestamente deben regular”.
Los gobernantes cometen errores con frecuencia. Y con frecuencia lo acaban pagando cuando llegan las elecciones: Gordon Brown, en Gran Bretaña; José Sócrates, en Portugal; Brian Cowen, en Irlanda y es posible que Zapatero en España, son ejemplo de ello. ¿Quien pide cuentas a Trichet y su gente?  

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