La izquierda, derrotada hace tan sólo
cuatro meses en Andalucía, ha sacado ahora 10 puntos de ventaja sobre
el PP. Ese vuelco en sólo cuatro meses, sí es histórico.
El temor de perder puede tener bases
tan poco razonables como las tuvieron
antes las esperanzas de ganar.
John M. Keynes.
He
dedicado el poco tiempo que tengo a escribir un artículo sobre la
estabilidad presupuestaria, el techo de gasto y demás quimeras.
Rodeado de cifras comparativas de sucesivos años y cosas por el
estilo. Lo tengo y lo he dejado para otro día. A última hora me
decido a escribir de otra faceta de la economía: los recortes, los
ajustes y los efectos sobre los ciudadanos de la reforma laboral. O
lo que es lo mismo, he dedicado a explicarme lo que ha pasado en las
dos elecciones parciales, las de Andalucía y Asturias.
No se
han cumplido los pronósticos. Dos comunidades que representan el 20
por ciento de la población española han votado por primera vez
desde que accedió al poder Mariano Rajoy. Lo han hecho tan sólo
cuatro meses después, poco más de los 100 días de gracia que todo
tiene todo gobierno para sentirse limpio de críticas. ¿Cual ha sido
el resultado?
No
entraré a valorar las combinaciones políticas que resultarán de lo
ocurrido en las votaciones. Como dije al principio, hablaré de
economía. O mejor, de como la ven los ciudadanos.
Los
medios de comunicación en general hablan de “vuelco histórico”
en Andalucía, aunque sin resultado efectivo. Y ciertamente lo ha
habido. Pero a mi modo de ver tal vuelco no lo representa la victoria
relativa del PP. No es la primera vez que esto ocurre. En las
elecciones generales de noviembre, el Partido Popular ya superó al
Partido Socialista y lo hizo con mucha más contundencia que ahora:
superó al PSOE por 9 puntos. Es más, derrotó a socialistas e
Izquierda Unida juntos. El vuelco es que cuatro meses después,
sólo cuatro meses, el PP ha perdido cinco puntos porcentuales. Y lo
que es más notable, socialistas e Izquierda Unida, derrotadas en
conjunto entonces, han superado al PP este domingo por 10 puntos de
diferencia. Semejante retroceso, en los cuatro primeros meses de
gracia del Gobierno, sí es histórico.
En
Asturias el cambio ha sido menos acusado. Sin embargo, el PP no ha
logrado recuperar practicamente nada de lo perdido por su partido
hermano, el de Cascos, aunque se lleven como Caín y Abel. La derecha
o el centro derecha, como les llamó Dolores de Cospedal, ha perdido
casi cuatro puntos ¿uno por mes?
No
han sido cuatro meses cualquiera. Han sido de proclamación de que el
ajuste, que llevó al divorcio de Zapatero con los ciudadanos, era
insuficiente. De advertencia casi diaria de que los recortes debían
ir a más, aunque la economía se resintiese. Con sólo una semana
en el poder Rajoy incumplió la promesa de que no subiría los
impuestos. No lo hizo por convencimiento del poder redistributivo de
los impuestos, sino para satisfacer a los mercados. Y lo más
alarmante hizo añicos una parte esencial del derecho laboral que
protege al trabajador: “una reforma laboral extremadamente
agresiva”. En suma, toda la panoplia de recetas que ha impuesto
quien Gobierna Europa, la derecha alemana.
Y
todo con la advertencia de que de momento seguirá aumentado el paro.
Con un mensaje, seguro que involuntario, que puede resumirse así:
asalariados, muchos de vosotros os encontraréis pronto sin trabajo,
así que mejor no compréis mucho, porque además la indemnización
por despido será más baja que hasta ahora. Empresarios, contratad a
los trabajadores, ya que podéis despedirlos más barato si lo
necesitáis. Aunque,...¿Para qué contratar empleados si lo que
produzcamos no lo van a comprar ante el temor de ser despedidos?
Casi
nada más llegar a Bruselas investido de presidente, Rajoy anticipó
a alguno de sus colegas que le iban a hacer una huelga general. Modo
de expresar que estaba más que justificada. La huelga está ya a la
vuelta de la esquina. Y todo lo ha logrado el gobierno en cuatro
meses.
Pues sí, se han arrancado la máscara demasiado deprisa.
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