"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

lunes, 16 de enero de 2012

AGENCIAS DE ESPECULACIÓN DE RIESGO


La labor de las agencias de calificación no consiste  simplemente valorar la solvencia de un país. Para la especulación son muy necesarias sus valoraciones, incluso sus comentarios o análisis.

En realidad, los pronósticos son intrínsecamente poco fiables. Si no lo fueran, sus responsables jamás los transmitirían al público”.
John Kenneth Galbraith.
Historia de la Economía


Las cosas que tiene la vida. A las pocas horas de que el Gobierno hiciese público el contenido básico de la próxima ley de estabilidad presupuestaria, para controlar el gasto y contener el déficit, la agencia Standard and Poors, dedicada a calificar la solvencia financiera, anunciaba una rebaja masiva de las notas que pone a los países de la zona euro. Se libraron Alemania, Luxemburgo,  Holanda y Finlandia.

España fue de las que sufrió mayor rebaja. Esto indica que hacer continuos esfuerzos para recortar el gasto no sirve de gran cosa. O que las agencias que califican el riesgo “van a su bola”. Estas agencias son algo así como las tasadoras de los títulos de deuda que emiten los Estados, los bancos o las empresas, para conseguir dinero prestado. Su propósito inicial es decirle a los posibles compradores de esos títulos, por ejemplo, bancos o fondos de inversión, qué solvencia tiene el que emite los títulos, el que pide el dinero prestado. Es decir, la garantía de que le pagará puntualmente los intereses y sobre todo que le devolverá el dinero prestado, cuando venza el título: un bono, una letra o lo que sea. Son sólo tres agencias en el mundo. Son norteamericanas y es bien conocido que en esta época de crisis suscitan a la vez el odio de los ciudadanos, que no entienden bien que hacen aparte de atemorizarles, y el miedo de las autoridades.

En principio, si una agencia dice que un Estado  al emitir deuda es menos solvente que antes, provocará que tenga más dificultades en conseguir dinero prestado emitiendo, por ejemplo bonos, y sobre todo que el interés que tenga que pagar sea más elevado. Pero esta es una formulación teórica. Las cosas no suceden exactamente así. Resulta que gran parte de los compradores de esos bonos no los adquieren con el deseo de quedárselos y cobrar el interés que le corresponda. Una parte importante de estos bonos se adquieren para comerciar con ellos, para venderlos después por un precio más elevado o incluso para provocar su bajada de precio, mediante ventas masivas,  y recomprarlos después de forma masiva provocado su subida. Es decir, se adquieren para especular. No utilizo aquí el termino especular con el fin de insultar a los especuladores. Es sencillamente la denominación correcta de esa práctica. Sin embargo, en el mundo de las finanzas o en el periodismo económico, nunca se le denomina así. Se utiliza el eufemismo inversión.

Es por esto, por lo que la labor de las agencias de calificación no consiste  simplemente en valorar la solvencia de un país. En el mercado se están comprando y vendiendo continuamente títulos de deuda. El negocio consiste en venderlos a un precio diferente al que se compró. Para ello se necesitan noticias, valoraciones de analistas, expectativas sobre la economía, se cumplan luego o no, que justifiquen el vender o comprar títulos a diferente precio, es decir que ayuden a especular. Y sobre todo que son muy necesarias para la especulación las valoraciones, incluso los comentarios o análisis que hacen la agencias de calificación de riesgos. Sólo así se explica que esos títulos estén cambiado de precio en el mercado numerosas veces al día . La realidad que está detrás de esos títulos, es decir, los países que los emiten y sus economías, no están cambiando numerosas veces al día de situación.

Esto es grave, porque se trata de una juego de casino altamente sofisticado y se ha convertido en la forma más extendida de ganar dinero. Todas operaciones de compraventa de títulos financieros, ya sean acciones, deuda publica o privada, opciones de compra de esos títulos, y una larga lista cosas semejantes, suman en España tres veces el Producto Interior Bruto. Es decir, en esas operaciones se mueve tres veces más dinero que todo lo que produce el país en un año. No es de extrañar, por exorbitante que perezca, si tenemos en cuenta que una acción o un bono del Tesoro, puede cambiar numerosas veces de propietario en una una sola mañana.

Pero hay algo aun más grave. Los precios que se establecen en el mercado al comprar y vender bonos del Tesoro determinarán el precio al que el Tesoro tendrá que sacar los nuevos bonos. Es lógico. Si un bono valía 1000 euros y recibía 40 euros al año, significaba que tenía el 4 por ciento de interés. Si ese bono se vende más barato en el mercado, a 800 euros, seguirá recibiendo 40 euros anuales, pero entonces el interés ya no será del 4 por ciento. Habrá subido al 5 por ciento. Así, la próxima vez que el Estado emita bonos deberá sacarlos al interés que dan ahora los antiguos, el 5 por ciento. En resumen, es el mercado especulativo el que contribuye a encarecer las deuda del Estado, la que soportan todos los ciudadanos.

Estos son los mecanismo a los que se supedita la economía. Se realizan recortes y subidas de impuestos, que afectan a los ciudadanos y dificultan el crecimiento económico, simplemente para que los que compran y venden en el mercado no contribuyan a encarecer los títulos de la deuda del Estado. Es una carrera angustiosa y absurda, pero ahí sigue.

2 comentarios:

  1. Emilio: Buen artículo, un par de detalles: S&P y Moody's son americanas, pero Fitch es de capital francés (aunque es la tercera y a mucha distancia de las otras dos).
    La mayor parte de la deuda la compran inversores finales, pero los que especulan son los determinan los precios (llámese prima de riesgo o intereses...), porque son los que están intercambiando los títulos.
    Una última cuestión, ¿hay intereses cruzados entre inversores-especualadores y agencias?

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    1. No esa que haya intereses cruzados, que puede haberlos también. Es que los intereses son los mismos: contribuir al enriquecimiento mediante la compra y venta de títulos a precios diferentes a los que se adquirieron. Eso, de forma sistemática y organizada es lo que se llama especulación.

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